Cátedra de la Paz y Derechos Humanos

Mérida, la joya cultural de Venezuela, cobra vida de una manera única cuando se observa a través de los ojos creativos de los niños y las niñas que la habitan. En cada rincón de esta ciudad estudiantil, los pequeños artistas encuentran inspiración para expresar su imaginación y descubrir la riqueza cultural que los rodea.

Los vibrantes colores de las fachadas, las plazas animadas y la arquitectura histórica se convierten en lienzos en blanco para los niños y las niñas, quienes con sus pinceles de inocencia, plasman su visión única y colorida de Mérida.

En los parques y jardines de la ciudad, los niños participan en actividades creativas que fomentan su conexión con el entorno. Talleres de arte al aire libre, donde la arcilla se convierte en esculturas que reflejan la esencia y la historia de Mérida, permiten a los pequeños expresarse y aprender de manera lúdica.

La creatividad se fusiona con la identidad cultural en cada trazo, despertando un sentido de pertenencia y amor por su ciudad desde una edad temprana.

Mérida, a través de la perspectiva infantil, se convierte en un espacio donde la creatividad florece y se celebra. Las calles se llenan de risas y juegos, mientras los niños y las niñas transforman su entorno en un lienzo en constante cambio.

Esta conexión única entre los niños, las niñas y la ciudad no solo contribuyen a la formación de futuros artistas, sino que también fortalece el lazo entre las generaciones y consolida la identidad cultural de Mérida como un lugar donde la creatividad es tan vital como la historia que la envuelve.

Por esta razón, Mèrida es una Ciudad Internacional de Paz.