Cátedra de la Paz y Derechos Humanos

En la ciudad de Mérida (Venezuela), la familia emerge como la primera y más influyente escuela de paz para sus habitantes. En un mundo marcado por la prisa y la modernidad, la importancia de este núcleo fundamental se destaca como un faro de valores y convivencia armoniosa.

Mérida, conocida por su rica tradición cultural y hospitalidad, ve en la familia el pilar que nutre las raíces de la paz, transmitiendo de generación en generación la esencia de una convivencia respetuosa y empática.

Desde temprana edad, los niños y niñas de Mérida son testigos de la importancia de los lazos familiares, aprendiendo a través del ejemplo el valor de la comunicación efectiva, el respeto y la resolución pacífica de conflictos.

La familia no solo proporciona un espacio físico, sino también un entorno emocional en el que se fomenta el entendimiento mutuo y se cultivan las habilidades sociales esenciales para una convivencia pacífica en la sociedad.

En Mérida, la familia se erige como la primera escuela de paz, donde las tradiciones y valores se transmiten con dedicación y cariño. Esta educación temprana en valores contribuye no solo al bienestar individual de sus miembros, sino que también se proyecta hacia la comunidad, formando ciudadanos comprometidos con la construcción de un entorno armonioso.

Así, en la ciudad blanca y techos rojos, la familia no solo es la base de la sociedad, sino también la semilla que germina y florece en un tejido social tejido con hilos de amor y comprensión a favor de la Paz, convirtiendo a Mérida como una Ciudad Internacional de Paz.